
cuarto oscuro
"Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Como es adentro, es afuera; como es afuera, es adentro."
REVELACIONES

Jugar con la fotografía: magia con objetos cotidianos
Jugar con la fotografía: magia con objetos cotidianos
El mundo es un laboratorio visual esperando a ser explorado
A veces creemos que necesitamos el mejor objetivo, la cámara más nueva o un arsenal de accesorios para crear fotos diferentes.
La verdad es que muchas de las imágenes más poéticas y sorprendentes que he hecho han nacido jugando con lo que tenía a mano.
La fotografía no solo capta el mundo: también lo distorsiona, lo refracta, lo multiplica.
Y ahí es donde los objetos cotidianos se convierten en pequeños portales creativos.
Un colador de cocina
Un colador metálico delante de la lente convierte la luz en un patrón de estrellas diminutas. Puedes jugar con la distancia y la posición para crear efectos de textura, sombras misteriosas y destellos.
✨ → Colador metálico sencillo (afiliado Amazon)
Un espejito de bolso
Colocar un espejo pequeño frente a la lente abre puertas: puedes duplicar la escena, generar reflejos inesperados o enmarcar el mundo en un ángulo imposible.
🌙 → Espejo portátil de bolsillo (afiliado Amazon)
Un caleidoscopio infantil
Parece un juguete, pero en fotografía es un oráculo visual. Al ponerlo delante de la cámara, la realidad se rompe en geometrías, colores y repeticiones hipnóticas.
🔮 → Caleidoscopio creativo (afiliado Amazon)
Vasos de cristal
Un vaso transparente frente a la lente puede generar distorsiones, brillos líquidos y desenfoques orgánicos. Si es de colores, la escena se tiñe como si hubieras puesto un filtro analógico.
🥂 → Set de vasos de colores (afiliado Amazon)
Un prisma o cristal decorativo
Los prismas de vidrio convierten la luz en arcoíris y reflejos mágicos. Es uno de mis objetos favoritos para experimentar porque nunca repite el mismo efecto dos veces.
🌈 → Prisma de cristal para fotografía (afiliado Amazon)
Una simple tela
Colocar una tela translúcida entre la cámara y el objeto crea un velo poético, como si la escena estuviera envuelta en niebla. Es un recurso sencillo para generar intimidad.
🕊️ → Tela translúcida blanca (afiliado Amazon)
La fotografía no siempre se trata de perfección técnica.
A veces, lo más bello aparece cuando juegas, cuando dejas que la cámara sea un niño curioso con un caleidoscopio en las manos.
📷 Si quieres aprender a mirar y crear con este espíritu lúdico:
→ Mi curso de fotografía creativa
→ Sesiones 1:1 para explorar tu estilo con objetos y luz

Dalí y Gala: un pacto de arte, amor y misterio
Visitar el castillo de Púbol es entrar en un hechizo.
Las paredes guardan un silencio extraño, como si cada piedra hubiese escuchado secretos demasiado grandes para contarse en voz alta.
Ese castillo no era solo un refugio: era un pacto.
Dalí regaló a Gala este lugar como quien entrega un altar. Pero no era un regalo cualquiera: le prometió que no entraría sin su permiso escrito. El genio del surrealismo, el hombre que se creía eterno, se arrodillaba ante la figura de Gala como si fuese sacerdotisa y oráculo.
En esas estancias todavía se percibe lo esotérico, lo ritual, lo oculto.
Dalí y Gala no vivieron el arte como un oficio, sino como una religión secreta.
Se rodeaban de símbolos, tarot, astrología, alquimia, sueños y obsesiones místicas. Creían en el poder de las imágenes como portales, como llaves.
Gala, tan enigmática como un arcano mayor, era más que musa: era médium, estratega, sacerdotisa de ese universo surrealista. Dalí decía que sin ella no habría sido Dalí. Que era su guía, su obsesión, su espejo.
Ella lo anclaba en la tierra y a la vez lo empujaba al abismo.
Caminar por el castillo es recorrer un escenario de devoción esotérica:
espejos que parecen puertas a otros mundos, muebles cargados de símbolos, jardines que aún susurran bajo las sombras.
Todo habla de un amor que fue también una conspiración artística y espiritual.
📸 Cuando fotografío estos espacios, siento que no estoy haciendo un simple registro documental.
Es como si cada encuadre fuese una invocación: el intento de atrapar la energía de dos seres que convirtieron su vida en obra de arte total.
Dalí y Gala vivieron entre la frontera del arte y la magia.
Y en Púbol, ese límite todavía arde en las paredes.

La fermentería Coxala
Esta semana he visitado la fermentería más guay del mundo: Coxala.
Un espacio que parece construido a contratiempo de lo que solemos vivir: sin prisas, sin atajos, sin maquillar procesos. Allí el tiempo manda, y lo humano se adapta a él, no al revés.
Entrar en la fermentería es entrar en otra lógica. Los frascos respiran despacio, las burbujas suben como si fueran relojes diminutos marcando un ritmo distinto. Todo está vivo y, sobre todo, todo está cuidado.
Probé su ginger beer y entendí que no era solo bebida. Era la condensación de muchas decisiones invisibles: elegir bien los ingredientes, dejar que la fermentación haga lo suyo sin forzarla, escuchar lo que pide el proceso. El resultado es fresco, saludable y con carácter, pero lo que realmente impacta es sentir que se ha hecho con cariño.
Detrás de todo está el padre del proyecto, una persona visionaria que piensa en círculo, no en línea recta. Habla de naturaleza, de entorno, de comunidad. Para él no se trata solo de fermentar, sino de encontrar maneras de que cada gesto sea sostenible y, a la vez, nutritivo para el mundo que le rodea. Nada se desperdicia, nada se exprime. Todo vuelve.
Y pensé: qué diferente sería todo si trabajáramos con esa filosofía.
Porque la forma en la que hacemos las cosas pesa tanto como el resultado. Puedes llegar a una foto, a un texto, a un proyecto creativo, de muchas maneras. Hay un camino rápido, atropellado, que agota y deja residuos. Y hay otro lento, atento, circular, donde lo que construyes nutre algo más grande que tú.
Me traje una certeza: no se trata de correr, se trata de escuchar al proceso.
De respetar los tiempos.
De no buscar atajos que nos dejen vacíos.
La fermentación me recordó que la vida también es eso: un proceso que burbujea a su ritmo, que necesita paciencia, constancia y un poco de fe en lo invisible.
Y cuando las cosas se hacen con mimo, se nota.
En el sabor, en la energía, en la huella que dejan.

Las visitas…
Vivir fuera es habitar una frontera invisible. Estás dentro de una nueva vida, pero al mismo tiempo lejos de la que conocías. Te acostumbras a otras calles, a palabras que se pronuncian distinto, a rutinas que se van pegando poco a poco a tu piel. Y, de repente, llegan las visitas.
Una visita no es solo alguien que cruza un mapa para verte. Es un acontecimiento que reordena la casa, el ánimo y hasta la manera en la que miras tu ciudad. De pronto, los lugares que ya dabas por cotidianos se convierten en escenario. Enseñas el mercado donde ya te saben el nombre, el café al que siempre vuelves, la esquina que a ti te parece sin importancia pero que con sus ojos cobra una belleza nueva.
Las visitas también traen algo que no se puede medir: traen olor a casa, risas que no necesitan explicación, acentos que te colocan de golpe en tu punto de partida. Traen la certeza de que aunque hayas cambiado de lugar, lo esencial sigue intacto. Y al mismo tiempo, funcionan como espejo: al ver tu vida a través de ellos te das cuenta de lo que ya no te duele, de lo que ya no echas de menos, de lo que ahora te importa de verdad.
Después viene la despedida. Y con ella, ese eco extraño que se queda flotando cuando la puerta se cierra. La casa parece más grande, el aire suena distinto, el silencio tiene otro peso. Pero en ese vacío también hay una certeza: que las visitas confirman el movimiento. Que vivir fuera significa sumar de otra manera, con huecos y con presencias alternándose como estaciones.
Y pienso que, al final, las visitas son capítulos que marcan el tiempo. Son un recordatorio de que la distancia no solo separa, también acerca. Porque cada vez que alguien cruza medio mapa para estar contigo, el hogar se vuelve portátil y cabe, por unas horas o por unos días, en las personas.

Lo que la luz de invierno me enseñó sobre la paciencia
Lo que la luz de invierno me enseñó sobre la paciencia
La belleza se mueve más despacio cuando hace frío En invierno, la luz no grita. Susurra.
Se mueve baja, lateral, acariciando las superficies como si dudara en irse.
Y para fotografiarla, hay que moverse igual: más despacio, más atento. Aprendí que en invierno la foto no se toma: se espera.
Que las sombras se alargan y dibujan mapas invisibles.
Que el blanco de una pared puede volverse oro cuando el sol se inclina. Mi kit de invierno es mínimo, porque el frío no perdona:
📷 → Cámara ligera pero resistente a bajas temperaturas (afiliado Amazon)
📸 → Guantes finos para manejar la cámara sin congelarme (afiliado Amazon)
☀️ → Reflector dorado pequeño para calentar tonos (afiliado Amazon) La paciencia de la luz invernal me enseñó que la belleza no se fuerza.
Se acompaña, se observa… y solo entonces, se captura.

El poder de una sola imagen para contar una historia
El poder de una sola imagen para contar una historia
Una buena foto es una novela de un solo párrafo En un mundo de ráfagas infinitas, a veces olvido que una sola imagen puede contenerlo todo.
El tiempo, el clima, el olor de una calle, la emoción de un instante. Una buena foto no es solo bonita. Es precisa. Tiene todo lo necesario y nada más.
Como La joven de la perla de Vermeer o esa foto antigua de tus abuelos que aún guarda el temblor de sus manos. Cuando busco contar una historia en una imagen, me concentro en tres cosas: La luz – cómo acaricia o atraviesa la escena. El gesto – ese instante exacto en que algo se revela. El contexto – los detalles que sostienen la narrativa. Para esos momentos, necesito la máxima calidad con el mínimo equipo:
📷 → Mi cámara con sensor full frame para capturar todos los matices (afiliado Amazon)
🎯 → Mi objetivo 35mm f1.8 para narrar con cercanía (afiliado Amazon) Una imagen puede contener una vida entera.
La pregunta es: ¿sabrás reconocerla cuando aparezca?

El arte de fotografiar cuando no tienes inspiración
El arte de fotografiar cuando no tienes inspiración
Cuando el ojo está dormido, la cámara puede despertarlo Hay días en los que la cámara pesa más de lo habitual.
No porque sea más grande, sino porque no sabes a qué apuntarla.
La inspiración se esconde.
Te miras dentro y solo encuentras ruido. Pero la fotografía no siempre nace de la chispa.
A veces nace de la disciplina suave de salir aunque no haya ganas.
De disparar sin expectativas.
De dejar que el mundo, poco a poco, vuelva a abrirse. En esos días, me llevo lo mínimo:
📷 → Mi cámara ligera de “modo paseo” (afiliado Amazon)
📸 → Un objetivo fijo luminoso que siempre me salva (afiliado Amazon) Salgo a la calle sin buscar nada y, de repente, aparecen las pequeñas cosas:
la luz que se cuela entre dos edificios, un reflejo en un charco, un perro que espera junto a una puerta.
La inspiración no siempre llega antes de salir.
A veces está fuera, esperándote.a

4 películas que moldearon mi ojo fotográfico
De la infancia soñada al blanco y negro inquietante Siempre he sentido que la fotografía y el cine se dan la mano en la penumbra.
Ambas son formas de atrapar lo invisible.
Estas 4 películas no solo me han inspirado como espectadora, sino que han cambiado mi forma de encuadrar, de usar el color, de escuchar los silencios.
1. Moonrise Kingdom – Wes Anderson
Un verano detenido en ámbar.
La paleta de colores más suave y precisa que he visto en una pantalla. Wes Anderson me enseñó que cada objeto en el encuadre es un personaje, que el color no adorna: habla.
Su manera de trabajar la simetría me recordó que la composición fotográfica también puede ser un juego milimétrico sin perder poesía.
Cuando edito una foto con tonos cálidos y melancólicos, hay algo de Moonrise Kingdom respirando ahí.
2. Donde viven los monstruos – Spike Jonze
Esta película es la infancia salvaje y vulnerable en su forma más pura.
La luz dorada, las sombras profundas, el viento en los paisajes abiertos… todo parece contado desde la altura de un niño que se atreve a mirar a lo grande.
Me inspira a fotografiar desde el cuerpo, a moverme, a ensuciarme, a buscar perspectivas bajas, a dejar que el aire entre en la imagen.
La emoción no está solo en los personajes, sino en cómo la cámara acaricia el mundo que habitan.
3. La novia cadáver – Tim Burton
Oscura, melancólica y hermosa.
Me recuerda que la ausencia de color puede ser tan poderosa como su exceso.
La novia cadáver me enseñó a no temer a la penumbra, a encontrar belleza en los huesos, en las sombras, en lo inacabado.
Cada vez que trabajo en blanco y negro, pienso en cómo Burton da vida a personajes que parecen frágiles pero que arden por dentro.
4. The Trial – Orson Welles
Un laberinto de luces y sombras, de geometrías imposibles.
Es cine que se siente como un sueño incómodo y fascinante.
Sus planos alargados, sus encuadres oblicuos y su iluminación expresionista me inspiran para experimentar en fotografía con perspectivas poco convencionales y contrastes extremos.
De The Trial aprendí que a veces la incomodidad visual también es un lenguaje.
🎥 La fotografía cinematográfica es una escuela silenciosa: ver, analizar, absorber.
Estas películas son mi recordatorio de que cada imagen puede ser una historia, que el encuadre es un universo y que la estética también es emoción.
📸 Si quieres aprender a trasladar esta inspiración cinematográfica a tu forma de fotografiar:
→ Mi curso de fotografía creativa
→ Sesiones individuales 1:1 para trabajar tu estilo

✴︎ THE COVENS TABLE ✴︎
✴︎ THE COVENS TABLE ✴︎
Un altar cotidiano para brujas modernas, alquimistas de la cocina y amantes del ritual
Este proyecto nació una vez que entendí que cocinar también puede ser un acto de magia.
Que un cuenco humeante puede ser un hechizo.
Que el fuego lento puede abrir portales.
Y que hay una parte de nosotras —intuitiva, ancestral, poderosa— que despierta cuando mezclamos ingredientes con intención.
THE COVENS TABLE es mi refugio sagrado donde se cruzan muchas de mis pasiones:
la fotografía, la alquimia de los alimentos, la poesía de los gestos cotidianos, la estética de lo simple y lo ritual.
Es una mesa invisible donde caben todas:
la que hace pan con las manos,
la que enciende una vela para escribir,
la que prepara un desayuno como si fuera un conjuro,
la que mezcla cacao con canela y se lo bebe en silencio.
Aquí se honra lo intuitivo, lo imperfecto, lo íntimo.
🌿 Comparto recetas que más que recetas son invocaciones comestibles
📷 Fotografías de ingredientes como si fueran personajes sagrados
✨ Objetos bellos y útiles que pueden formar parte de tu altar-cocina: morteros, infusores, cuchillos de otro siglo, cuadernos para recetas-ritual...
🔮 [→ Muy pronto compartiré aquí mis objetos favoritos para brujas de cocina (afiliado Amazon)]
📜 [→ Y si quieres ser de las primeras en volver a la mesa, puedes suscribirte aquí o seguirme en Instagram: @thecovenstable]
Porque no hay nada más poderoso que una mujer en su cocina, encendida por dentro, sosteniéndose con belleza.

Mi estudio portátil: todo lo que cabe en una mochila creativa
3. Mi estudio portátil: todo lo que cabe en una mochila creativa
Palabras clave: mochila para equipo fotográfico, trípode ligero, fotografía natural en exteriores
Mi estudio cabe en una mochila. No uso focos, ni flashes, ni cajas de luz. Trabajo casi exclusivamente con luz natural, así que lo que llevo siempre conmigo es una especie de kit poético de campo, por si aparece la magia.
🎒 Lo esencial en mi mochila creativa:
Una mochila cómoda y resistente, que me permita moverme ligera y sin miedo a golpes
Un trípode plegable y estable para autorretratos o fotos más pensadas
Un disparador remoto para que pueda hacer fotos sin depender de nadie
Un reflector 5 en 1, que uso sobre todo el blanco y el dorado para jugar con la luz solar
Porexpan blanco pequeño o cartón pluma, por si necesito rebotar luz de forma sutil
Con eso, puedo montar una sesión en una terraza, una escalera, un parque, una esquina con buena sombra. La luz natural cambia, respira, se mueve. Y eso me obliga a estar presente. A observar. A dejar que la escena me diga cómo quiere ser contada.
👜 → Aquí puedes ver todo lo que uso en mis sesiones (afiliado Amazon)
🎓 Y si quieres aprender a hacer fotos poéticas solo con la luz del día: → Mi curso de fotografía te enseña a mirar con los ojos bien abiertos

Cómo hacer autorretratos con alma (aunque estés sola en casa)
4. Cómo hacer autorretratos con alma (aunque estés sola en casa)
Palabras clave: autorretratos creativos, cómo hacer fotos sola, fotografía emocional en casa
Muchos de los retratos que ves en mi web los hice sola, en casa. Sin asistente. Sin estudio. Sin alguien que me dijera si estaba bien encuadrada.
Hacer autorretratos es uno de los ejercicios más potentes que conozco. No solo para aprender fotografía, sino para conocerte, explorarte, cuidarte. Es como escribirte una carta con luz.
🔍 Mis aliados para autorretratarme:
Trípode ligero (básico)
Disparador remoto por bluetooth
Espejo grande o pequeño para componer
Tela blanca o cortina para tamizar la luz
No necesitas grandes decorados. Solo tiempo, curiosidad, y mirarte con ternura.
📍 → Todos los materiales que uso están aquí (afiliado Amazon)
Y si quieres profundizar: 🎓 → En mi curso hay un módulo entero de autorretratos

El objetivo que cambió mi forma de mirar
2. El objetivo que cambió mi forma de mirar
Palabras clave: mejor objetivo para retratos, lente 35mm vs 50mm, fotografía emocional
Durante mucho tiempo fotografié con el objetivo del kit. Y no me quejo. Aprendí muchísimo. Pero un día probé un 50mm f1.8 y mi forma de mirar cambió para siempre.
Ese objetivo tiene algo que no sé bien cómo explicar. Una cercanía sin invadir. Una forma de mostrar la escena sin deformarla. Retrata como si estuvieras respirando junto a quien tienes delante.
Es nítido, versátil y, sobre todo, poético. En interiores funciona de maravilla. En exteriores desenfoca justo lo necesario. Y en retratos... se siente honesto. Sin dramatismos, sin filtros.
Desde entonces, es mi favorito para todo: autorretratos, escenas cotidianas, momentos robados. Es mi ojo alternativo.
📸 → Este es el objetivo que uso para el 80% de mis fotos (afiliado Amazon)
Y en mi curso, todas las imágenes están hechas con esta óptica: 🎓 → Curso de fotografía emocional y creativa

Cómo elegir tu primera cámara sin perder el alma por el camino
1. Cómo elegir tu primera cámara sin perder el alma por el camino
Palabras clave: mejor cámara para empezar fotografía, cámara para principiantes, equipo básico de fotografía
Empezar en la fotografía puede ser como asomarse a un bosque frondoso con mil caminos. Te recomiendan marcas, sensores, megapíxeles, tipos de objetivos... y te sientes en un examen de ingeniería cuando solo querías aprender a mirar.
Pero te lo digo yo, que he pasado por ahí: no necesitas la cámara perfecta, necesitas una que te invite a explorar.
Lo esencial es que sea ligera, intuitiva y con posibilidad de modo manual. No importa si es mirrorless o DSLR, si tiene 24 o 30 MP. Importa que te la lleves contigo, que la entiendas, que te emocione usarla.
En mi caso, empecé con una cámara muy sencilla y sin saber nada. La abrí como quien abre un diario nuevo. Hoy, sigo recomendando modelos similares a quienes empiezan, porque la mirada no está en la tecnología, está en tu intuición.
📷 → Esta es una de las cámaras que recomiendo para empezar (afiliado Amazon)
Y si ya tienes la cámara pero no sabes por dónde empezar a usarla: 🎓 → Mi curso de fotografía creativa desde cero

Para quienes no cabemos en una sola etiqueta 🌪️✨
Hoy quiero contarte algo muy personal que llevo tiempo sintiendo y que, quizá, a ti también te pase.
Últimamente me he dado cuenta de lo difícil que es definirme. No porque no me conozca, sino porque me apasionan demasiadas cosas. Y no es un defecto, pero a veces lo siento como una contradicción interna. Me cuesta centrarme en un nicho, en una disciplina concreta. Porque me gusta hacer fotos, sí… pero también me fascina la electricidad, la fontanería, la mecánica, la pintura, las ideas locas, el cine, la astrología, las matemáticas, la arqueología, la ingeniería social y montar negocios.
Y claro, cuando alguien intenta “encasillarte” en una categoría clara y concreta… se complica. Porque la gente necesita etiquetas fáciles, necesita saber de qué vas. Pero, ¿y si no vamos de algo, sino de muchas cosas a la vez? ¿Y si no encajamos porque estamos dibujando nuestro propio mapa?
Durante mucho tiempo me frustré por no tener una sola identidad profesional, por no construir una imagen sólida, reconocible, vendible. Pero ahora empiezo a entender que esa supuesta dispersión es, en realidad, mi fuerza. Y quizá también sea la tuya.
Somos una mezcla de todo lo que nos emociona. Y eso se ve en nuestras fotos, en nuestros textos, en nuestras ideas, en los proyectos que montamos, en cómo miramos el mundo. La coherencia, al final, no tiene que venir de fuera. Tiene que tener sentido para ti.
Y si tú también sientes que eres muchas cosas, que te cuesta encajar, que amas demasiados temas y que a veces parece que no hay un solo camino... te abrazo fuerte. Porque ese es el lugar donde nace la verdadera creatividad.
Y ese es también el espíritu de EL CAMPAMENTO y de mi curso de fotografía: no enseñarte a ser alguien más, sino ayudarte a descubrir cómo todo eso que ya eres puede volcarse en tus imágenes y en tu forma de expresarte.

Mis básicos de fotografía: lo único que realmente necesitas (y uso a diario)
Mis básicos de fotografía: lo único que realmente necesitas (y uso a diario)
Subtítulo: deja de perderte en el qué y empieza a enfocarte en el por qué
Uno de los grandes errores cuando empiezas en fotografía es pensar que necesitas tenerlo TODO para empezar: la cámara más cara, un arsenal de lentes, trípodes profesionales, flashes externos, mochilas acolchadas, software de edición premium…
Spoiler: no necesitas todo eso.
De hecho, menos equipo muchas veces significa más libertad.
Lo que sí necesitas es conocer tus herramientas, confiar en ellas y hacerlas tuyas.
Durante años he probado cámaras, objetivos y accesorios de todo tipo. Algunos me han acompañado en viajes, otros en rodajes, otros en sesiones íntimas. Hoy tengo claro cuáles son mis esenciales, los que siempre están en mi mochila. Y no son tantos.
En este post te comparto los básicos reales que yo uso para hacer foto y vídeo con intención, sin obsesionarme con lo técnico y sin romper la cuenta bancaria.
Todo lo que menciono está aquí recopilado, con amor:
📎 → Mi equipo completo de fotografía
1. La cámara con la que me casaría
Mi favorita del mundo ahora mismo es mi Sony A7 IV, que me permite tanto fotografía como vídeo profesional con una calidad alucinante y un enfoque automático que parece magia.
Sí, no es la más barata del mercado. Pero si estás lista para invertir en una herramienta que te acompañe durante años, para mí es la mejor opción calidad/precio/proyección.
✨ → Ver cámara Sony en mi equipo
2. El objetivo que me salvó del aburrimiento
Trabajo el 80% de mis fotos con un 35mm f1.4, que me permite disparar con muy poca luz y conseguir ese fondo desenfocado que tanto nos gusta.
Es nítido, luminoso y versátil. Me sirve para retratos, interiores, escenas poéticas y planos narrativos.
📷 → Ver mi objetivo favorito aquí
3. Trípode ligero y sin dramas
El trípode tiene que ser fácil, rápido, estable y discreto. No quiero estar peleándome con un sistema complejo cuando estoy inspirada. El mío lo pliego en segundos, lo uso tanto para vídeo como para autorretratos, y aguanta sin moverse.
🔗 → Ver mi trípode de confianza
4. Tarjetas, baterías y disco duro: los invisibles imprescindibles
Aquí es donde muchas personas se atascan: tarjetas que se llenan o fallan, baterías que duran media hora, discos duros lentos.
Yo uso una tarjeta rápida, 2 baterías extra y un SSD externo para edición ágil desde cualquier lugar. Sin eso, por muy buena que sea la cámara, no vas a disfrutar el proceso.
💾 → Mira aquí los accesorios que uso para no perder ni una toma
No necesitas tenerlo todo para hacer buenas fotos. Solo necesitas tener lo esencial bien elegido y la mirada despierta.
📩 → Y si ya tienes equipo pero no sabes cómo sacarle partido, podemos verlo juntas en una sesión 1:1

¿Y si tu proyecto creativo no necesita un logo, sino una dirección interior?
Hay algo que me da mucha pena ver: proyectos bellísimos con webs preciosas, colores armoniosos, logotipos perfectos… pero vacíos por dentro.
¿Por qué ocurre? Porque muchas veces se empieza la casa por el tejado.
Antes del logo, antes del feed, antes del eslogan, tiene que haber una verdad.
Una voz que diga: esto es lo que me quema por dentro.
Esto es lo que necesito compartir.
Esto es lo que me atraviesa.
El branding emocional no se diseña, se revela.
Y esa revelación no siempre ocurre sola. A veces necesitas a alguien que te acompañe a mirar con más claridad.
Eso es lo que hago en mis procesos de mentoría.
No te doy un manual. Te ayudo a encontrar lo que ya está.
A nombrarlo. A traducirlo. A estructurarlo con alma.
✨ → Si estás en un punto de inflexión con tu proyecto creativo, aquí tienes mi mentoría individual completa
🎯 → O puedes empezar por una sesión suelta de 60 minutos para resolver algo concreto: dirección, bloqueos, enfoque.
Porque lo que buscas no es una marca bonita.
Es una manera de habitar tu trabajo desde dentro.

Cosas que me hubiese encantado saber antes de publicar mi primera foto
Cosas que me hubiese encantado saber antes de publicar mi primera foto
Palabras clave: confianza creativa, mostrar tu trabajo, evolución como fotógrafa, sesiones 1:1
Publicar tu trabajo por primera vez da miedo.
Y lo peor es que nadie te prepara para lo que pasa después:
el silencio, la comparación, la autoexigencia brutal.
Si pudiera hablar con mi yo del pasado, le diría esto:
– No esperes que a todo el mundo le guste tu trabajo. Que no guste, a veces es buena señal.
– No borres fotos porque hoy ya no te representan. Esa imagen fue necesaria para llegar a la de ahora.
– Tu estilo no se encuentra, se cultiva. Requiere paciencia.
– Y sobre todo: tu valor como creadora no depende de un “me gusta”.
El mundo necesita voces auténticas. No perfectas.
📩 → Si estás en ese momento de duda, mis sesiones personalizadas 1:1 están diseñadas para ti: trabajamos juntas lo que tú necesites, desde el enfoque más práctico hasta lo más emocional.
🎓 Y si estás empezando y necesitas una guía completa, paso a paso, te invito a entrar en mi curso de fotografía: sin postureo, con alma, y con los pies en la tierra.

Cuando sientes que todo lo que haces ya está hecho
Cuando sientes que todo lo que haces ya está hecho
Palabras clave: bloqueo creativo, comparación en redes, inspiración artística, mentoría creativa
Hay días en los que lo veo todo repetido.
Fotos que me recuerdan a otras fotos.
Textos que suenan parecidos.
Ideas que ya no parecen mías.
Y entonces viene el miedo. El temido:
"¿Para qué seguir creando si ya está todo dicho?"
Pero he aprendido que esa sensación no es el final. Es un cruce.
Un lugar donde puedes decidir: apagarlo todo, o escucharte más fuerte.
El bloqueo creativo no siempre significa que has perdido la chispa. A veces es que te alejaste demasiado del fuego.
Cuando te comparas, cuando te llenas de referencias, cuando vives más en la pantalla que en el mundo real, tu energía se desordena.
¿Mi remedio? Volver al cuerpo. A lo que tengo cerca.
Hacer fotos a cosas pequeñas. Respirar. Escribir sin rumbo. No buscar ser brillante. Solo ser honesta.
🌿 → Si estás en ese punto, mi mentoría individual puede ayudarte a volver al centro. Trabajamos desde lo profundo: tu ritmo, tu historia, tus herramientas, tu manera de mirar el mundo.
📷 Y si sientes que te vendría bien reconectar desde la práctica, te invito a mi curso de fotografía creativa: con ejercicios que activan tu intuición y ejercicios para volver a mirar con intención.

Lo que nadie te dice sobre aprender fotografía
Lo que nadie te dice sobre aprender fotografía
Palabras clave: fotografía creativa, aprender fotografía, desarrollar tu mirada, curso online de fotografía
Cuando empiezas en la fotografía, hay una promesa silenciosa en el aire: si aprendes lo técnico, lo demás vendrá solo.
Pero eso no es del todo cierto.
Durante años creí que si dominaba la cámara, las fotos saldrían solas. Que si entendía la exposición, el ISO, el balance de blancos, me convertiría automáticamente en alguien con mirada.
Pero dominar la técnica no me dio confianza. Me dio parálisis.
Sabía todos los “cómos”, pero no encontraba el “para qué”.
Y es que la fotografía no empieza en la cámara, sino en ti.
La foto ocurre antes de disparar. Empieza cuando decides mirar.
En mi proceso, lo que más me transformó no fue aprender nuevas herramientas, sino despojarme de todo lo aprendido para volver a lo esencial: sentir antes de encuadrar, intuir antes de medir.
Y eso es lo que enseño ahora.
📸 → En mi curso de fotografía creativa no vas a encontrar solo teoría. Vas a encontrar un camino para volver a mirar desde lo intuitivo, para descubrir tu estilo, y para convertir la cámara en una extensión de ti.
🎯 Y si ya haces fotos pero te sientes estancada, con dudas o saturada, puedes reservar una sesión individual conmigo aquí. Te acompaño a redefinir tu estilo, ordenar tu proceso y volver a crear con sentido.

Branding: lo que no se ve, pero se siente
Branding: lo que no se ve, pero se siente
Subtítulo: el alma de una marca es una emoción sostenida
Muchas veces me preguntan: ¿Cómo se crea una marca que conecte de verdad?
Y yo siempre respondo lo mismo: Una marca no se diseña, se sostiene.
El branding empieza en lo invisible.
No en un logo bonito, sino en una sensación que te acompaña al pensar en alguien.
Esa amiga que te recuerda a una canción concreta. Ese creador que tiene un lenguaje propio, aunque no haya dicho una palabra. Ese perfil de Instagram que con solo una imagen te hace sentir que ha entendido tu mundo interior.
Eso es marca.
Es una vibración emocional sostenida a lo largo del tiempo.
En este post te cuento cómo empiezo yo cada proceso de branding (tanto para mi escuela como para otros proyectos):
– Escuchando lo que ya hay
– Detectando símbolos clave
– Traduciendo sensaciones en formas, colores y palabras
✨ [→ Curso online: Diseña tu universo visual (próximamente) – Para aprender a transformar lo intangible en un sistema visual que respire contigo]
📚 [→ Estos son los libros, recursos y herramientas que más me han inspirado para crear marcas con alma (enlaces afiliados)]