El arte de fotografiar cuando no tienes inspiración
Cuando el ojo está dormido, la cámara puede despertarlo
Hay días en los que la cámara pesa más de lo habitual.
No porque sea más grande, sino porque no sabes a qué apuntarla.
La inspiración se esconde.
Te miras dentro y solo encuentras ruido.
Pero la fotografía no siempre nace de la chispa.
A veces nace de la disciplina suave de salir aunque no haya ganas.
De disparar sin expectativas.
De dejar que el mundo, poco a poco, vuelva a abrirse.
En esos días, me llevo lo mínimo:
📷 → Mi cámara ligera de “modo paseo”
📸 → Un objetivo divertido y ligero
Salgo a la calle sin buscar nada y, de repente, aparecen las pequeñas cosas:
la luz que se cuela entre dos edificios, un reflejo en un charco, un perro que espera junto a una puerta.
La inspiración no siempre llega antes de salir.
A veces está fuera, esperándote.
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