cuarto oscuro
"Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Como es adentro, es afuera; como es afuera, es adentro."
REVELACIONES
Aprender a mirar de nuevo
Aprender a mirar de nuevo
La cámara no ve, traduce lo que tú miras A veces creo que la fotografía no se trata de mirar más, sino de mirar mejor.
De aprender a quedarte quieta frente a lo obvio, hasta que lo invisible se revele. Vivimos saturados de imágenes.
Todo está diseñado para que mires rápido, para que no te detengas.
Pero la verdadera fotografía sucede cuando la mirada se ralentiza.
Cuando observas un reflejo en la taza de café, una sombra en la pared, una arruga nueva en tu rostro,
y entiendes que eso también es una historia.
El ojo se entrena como un músculo
No con cámaras nuevas, sino con curiosidad.
Cada día intento mirar algo como si fuera la primera vez:
la luz que cae sobre una silla, el vapor que sale de una olla, el rostro de alguien que amo.
No hace falta viajar lejos para encontrar belleza:
solo hace falta cambiar la forma en que miras lo cerca. 📸 → Esta es la cámara ligera que llevo siempre encima (afiliado Amazon)
🕯️ → Mi cuaderno visual donde anoto lo que observo cada día (afiliado Amazon)
Lo técnico viene después
Cuando la emoción aparece, la técnica se ordena sola.
La luz, el enfoque, la exposición… todo se ajusta al servicio de lo que sientes.
Por eso me gusta enseñar fotografía desde el cuerpo, no desde los botones. 🎓 → Curso de fotografía creativa
💬 → Sesión 1:1 para entrenar tu mirada y encontrar tu voz visual
Mirar también es sanar
Fotografiar se parece mucho a meditar.
A veces disparo no para guardar una imagen, sino para entender algo.
El acto de mirar con atención es una forma de volver al presente,
de reconciliarme con lo que soy.
La cámara no es una máquina para producir belleza.
Es un espejo que te devuelve tu forma de estar en el mundo.
Y cuando aprendes a mirar de nuevo, todo —absolutamente todo— se vuelve materia fotográfica.
3 películas visualmente espectaculares
3 películas visualmente espectaculares
Cuando cada plano es una obra de arte Hay películas que no solo se ven: se sienten en la piel.
Cada encuadre parece pensado por un pintor, cada color cuenta una historia, cada movimiento de cámara respira con intención.
Estas tres películas me recuerdan por qué amo tanto mirar, por qué la fotografía y el cine son ramas del mismo árbol.
1. The Grand Budapest Hotel — Wes Anderson
Un mundo ordenado por el caos más bello.
Wes Anderson convierte cada plano en una composición perfecta: la paleta rosa, los uniformes burdeos, los encuadres simétricos, la textura del tiempo pasado.
Mirar esta película es entrar en una casa de muñecas donde todo está donde debe estar, y sin embargo, todo duele un poco.
Su dirección de arte es una lección sobre equilibrio visual, humor melancólico y ritmo poético. 🎨 Cada vez que edito una foto y busco coherencia cromática, pienso en The Grand Budapest Hotel.
Me enseña que la armonía no es frialdad, sino precisión emocional. 📀 → The Grand Budapest Hotel – Edición Blu-ray (afiliado Amazon)
📚 → The Wes Anderson Collection – Libro de arte (afiliado Amazon)
2. 2001: A Space Odyssey — Stanley Kubrick
Kubrick entendía la luz como un lenguaje propio.
2001 no envejece porque no intenta imitar el futuro: lo imagina desde la abstracción.
Sus colores son litúrgicos, sus encuadres matemáticos, su ritmo hipnótico.
Verla es una experiencia casi espiritual, donde el vacío del espacio se convierte en espejo del ser humano. Cuando fotografío con mucha simetría o busco un silencio visual, pienso en Kubrick:
cómo logra que lo inerte parezca vivo, y que lo inmenso se sienta íntimo. 🚀 → 2001: Una odisea del espacio – Edición restaurada (afiliado Amazon)
📘 → Kubrick: The Definitive Edition – Libro visual (afiliado Amazon)
3. In the Mood for Love — Wong Kar-wai
Color, ritmo, silencio y deseo.
Todo en esta película es un suspiro que se prolonga.
Las luces rojizas, los reflejos en los espejos, los movimientos lentos por pasillos estrechos… todo está coreografiado como una danza de contención. Wong Kar-wai me enseñó que la belleza puede ser mínima, que una sombra o un gesto bastan para contar una historia de amor.
Que el color puede ser emoción pura. 🌹 → In the Mood for Love – Blu-ray Criterion Collection (afiliado Amazon)
📖 → Wong Kar-wai: World of Last Things – Ensayo visual (afiliado Amazon)
El cine es una escuela de mirada.
Estas tres películas me recuerdan que cada foto puede ser también una escena,
y que detrás de cada encuadre perfecto hay un pulso, un temblor, una historia que quiere ser contada.
📷 Si quieres aprender a trasladar esa mirada cinematográfica a tus fotos:
→ Mi curso de fotografía creativa
→ Mentoría individual 1:1
Energía creativa: cómo cuido mi cuerpo para seguir creando
Energía creativa: cómo cuido mi cuerpo para seguir creando
Siempre he pensado que la creatividad también se entrena.
No solo con ideas, sino con energía.
Porque el ojo no ve igual cuando estás agotada, ni el cuerpo responde igual cuando llevas horas editando, grabando o cargando equipo bajo el sol.
Mi trabajo —como fotógrafa, creadora y profesora— exige presencia.
Estar. Observar. Escuchar.
Y para eso necesito un cuerpo que acompañe al ojo, no que lo arrastre.
Desde hace meses, he empezado a cuidar mi energía con más conciencia.
No desde la exigencia, sino desde el ritual.
Desayuno tranquilo, luz suave, cámara cerca y —últimamente— los suplementos de Be Levels, que me ayudan a mantener ese equilibrio entre enfoque, claridad y descanso.
🧠 → Be Levels Focus me ayuda a concentrarme en los días largos de edición.
🌙 → Be Levels Relax me acompaña por las noches, cuando quiero que la mente suelte la lista infinita de pendientes.
💪 → Be Levels Vital es mi ritual de mañana antes de salir a fotografiar.
(Código de descuento: BEBOFI para un 5% off)
No lo pienso como “tomar suplementos”, sino como una forma más de mantener viva la cámara interior:
esa que observa, que siente, que traduce el mundo en imágenes.
Cuidar mi energía es cuidar mi mirada.
Y entender que crear también es un acto físico.
📷 Si estás en ese punto en que la inspiración va más rápido que tu cuerpo, quizá te pase lo mismo que a mí:
crear no se trata solo de producir, sino de sostenerse.
✨ Usa mi código BEBOFI en Be Levels para probar lo que a mí me ha cambiado mi ritmo de trabajo y descanso.
Mis 3 libros favoritos de fotografía
Mis 3 libros favoritos de fotografía
Los que siempre vuelvo a abrir cuando necesito recordar por qué hago fotos Hay libros que son como casas: vuelves a ellos una y otra vez, y siempre encuentras una ventana nueva abierta.
En fotografía, algunos títulos se han convertido en mi refugio y mi brújula. No me enseñan solo técnica: me enseñan a mirar distinto, a recordar que cada imagen es también una forma de escribir el mundo. Hoy comparto mis tres favoritos, los que nunca se quedan demasiado tiempo en la estantería.
1. La cámara lúcida – Roland Barthes
No es un manual. Es un ensayo íntimo sobre lo que significa una fotografía: la herida, la presencia, el recuerdo.
Barthes habla de su madre, de la memoria, de lo que nos duele y nos salva cuando miramos una imagen.
Este libro me enseñó que la fotografía no es solo un acto técnico, sino un acto existencial. 📖 → Ver “La cámara lúcida” en Amazon (afiliado)
2. Magnum Contact Sheets – Varios autores
Este libro es una joya porque muestra las hojas de contacto de algunos de los fotógrafos más importantes del siglo XX. Ves sus descartes, sus pruebas, sus dudas.
Me inspira porque nos recuerda que detrás de cada imagen icónica hubo errores, tanteos, caminos fallidos. La genialidad está en el proceso, no solo en el resultado. 📖 → Ver “Magnum Contact Sheets” en Amazon (afiliado)
3. On Photography – Susan Sontag
Un clásico que me acompaña siempre. Sontag escribe sobre cómo la fotografía cambia nuestra forma de relacionarnos con el mundo, con la memoria, con la muerte.
Es un libro que a veces incomoda, pero siempre ilumina. Y cada vez que lo releo, encuentro preguntas nuevas. 📖 → Ver “On Photography” en Amazon (afiliado)
Estos tres libros me recuerdan que la fotografía no es solo capturar, es pensar, sentir, recordar.
Que cada imagen es un espejo y un misterio.
📷 Si quieres empezar a mirar con más profundidad:
La fermentería Coxala
Esta semana he visitado la fermentería más guay del mundo: Coxala.
Un espacio que parece construido a contratiempo de lo que solemos vivir: sin prisas, sin atajos, sin maquillar procesos. Allí el tiempo manda, y lo humano se adapta a él, no al revés.
Entrar en la fermentería es entrar en otra lógica. Los frascos respiran despacio, las burbujas suben como si fueran relojes diminutos marcando un ritmo distinto. Todo está vivo y, sobre todo, todo está cuidado.
Probé su ginger beer y entendí que no era solo bebida. Era la condensación de muchas decisiones invisibles: elegir bien los ingredientes, dejar que la fermentación haga lo suyo sin forzarla, escuchar lo que pide el proceso. El resultado es fresco, saludable y con carácter, pero lo que realmente impacta es sentir que se ha hecho con cariño.
Detrás de todo está el padre del proyecto, una persona visionaria que piensa en círculo, no en línea recta. Habla de naturaleza, de entorno, de comunidad. Para él no se trata solo de fermentar, sino de encontrar maneras de que cada gesto sea sostenible y, a la vez, nutritivo para el mundo que le rodea. Nada se desperdicia, nada se exprime. Todo vuelve.
Y pensé: qué diferente sería todo si trabajáramos con esa filosofía.
Porque la forma en la que hacemos las cosas pesa tanto como el resultado. Puedes llegar a una foto, a un texto, a un proyecto creativo, de muchas maneras. Hay un camino rápido, atropellado, que agota y deja residuos. Y hay otro lento, atento, circular, donde lo que construyes nutre algo más grande que tú.
Me traje una certeza: no se trata de correr, se trata de escuchar al proceso.
De respetar los tiempos.
De no buscar atajos que nos dejen vacíos.
La fermentación me recordó que la vida también es eso: un proceso que burbujea a su ritmo, que necesita paciencia, constancia y un poco de fe en lo invisible.
Y cuando las cosas se hacen con mimo, se nota.
En el sabor, en la energía, en la huella que dejan.
El poder de una sola imagen para contar una historia
El poder de una sola imagen para contar una historia
Una buena foto es una novela de un solo párrafo En un mundo de ráfagas infinitas, a veces olvido que una sola imagen puede contenerlo todo.
El tiempo, el clima, el olor de una calle, la emoción de un instante. Una buena foto no es solo bonita. Es precisa. Tiene todo lo necesario y nada más.
Como La joven de la perla de Vermeer o esa foto antigua de tus abuelos que aún guarda el temblor de sus manos. Cuando busco contar una historia en una imagen, me concentro en tres cosas: La luz – cómo acaricia o atraviesa la escena. El gesto – ese instante exacto en que algo se revela. El contexto – los detalles que sostienen la narrativa. Para esos momentos, necesito la máxima calidad con el mínimo equipo:
📷 → Mi cámara con sensor full frame para capturar todos los matices (afiliado Amazon)
🎯 → Mi objetivo 35mm f1.8 para narrar con cercanía (afiliado Amazon) Una imagen puede contener una vida entera.
La pregunta es: ¿sabrás reconocerla cuando aparezca?
El arte de fotografiar cuando no tienes inspiración
El arte de fotografiar cuando no tienes inspiración
Cuando el ojo está dormido, la cámara puede despertarlo Hay días en los que la cámara pesa más de lo habitual.
No porque sea más grande, sino porque no sabes a qué apuntarla.
La inspiración se esconde.
Te miras dentro y solo encuentras ruido. Pero la fotografía no siempre nace de la chispa.
A veces nace de la disciplina suave de salir aunque no haya ganas.
De disparar sin expectativas.
De dejar que el mundo, poco a poco, vuelva a abrirse. En esos días, me llevo lo mínimo:
📷 → Mi cámara ligera de “modo paseo” (afiliado Amazon)
📸 → Un objetivo fijo luminoso que siempre me salva (afiliado Amazon) Salgo a la calle sin buscar nada y, de repente, aparecen las pequeñas cosas:
la luz que se cuela entre dos edificios, un reflejo en un charco, un perro que espera junto a una puerta.
La inspiración no siempre llega antes de salir.
A veces está fuera, esperándote.a
Mi estudio portátil: todo lo que cabe en una mochila creativa
3. Mi estudio portátil: todo lo que cabe en una mochila creativa
Palabras clave: mochila para equipo fotográfico, trípode ligero, fotografía natural en exteriores
Mi estudio cabe en una mochila. No uso focos, ni flashes, ni cajas de luz. Trabajo casi exclusivamente con luz natural, así que lo que llevo siempre conmigo es una especie de kit poético de campo, por si aparece la magia.
🎒 Lo esencial en mi mochila creativa:
Una mochila cómoda y resistente, que me permita moverme ligera y sin miedo a golpes
Un trípode plegable y estable para autorretratos o fotos más pensadas
Un disparador remoto para que pueda hacer fotos sin depender de nadie
Un reflector 5 en 1, que uso sobre todo el blanco y el dorado para jugar con la luz solar
Porexpan blanco pequeño o cartón pluma, por si necesito rebotar luz de forma sutil
Con eso, puedo montar una sesión en una terraza, una escalera, un parque, una esquina con buena sombra. La luz natural cambia, respira, se mueve. Y eso me obliga a estar presente. A observar. A dejar que la escena me diga cómo quiere ser contada.
👜 → Aquí puedes ver todo lo que uso en mis sesiones (afiliado Amazon)
🎓 Y si quieres aprender a hacer fotos poéticas solo con la luz del día: → Mi curso de fotografía te enseña a mirar con los ojos bien abiertos
Cómo hacer autorretratos con alma (aunque estés sola en casa)
4. Cómo hacer autorretratos con alma (aunque estés sola en casa)
Palabras clave: autorretratos creativos, cómo hacer fotos sola, fotografía emocional en casa
Muchos de los retratos que ves en mi web los hice sola, en casa. Sin asistente. Sin estudio. Sin alguien que me dijera si estaba bien encuadrada.
Hacer autorretratos es uno de los ejercicios más potentes que conozco. No solo para aprender fotografía, sino para conocerte, explorarte, cuidarte. Es como escribirte una carta con luz.
🔍 Mis aliados para autorretratarme:
Trípode ligero (básico)
Disparador remoto por bluetooth
Espejo grande o pequeño para componer
Tela blanca o cortina para tamizar la luz
No necesitas grandes decorados. Solo tiempo, curiosidad, y mirarte con ternura.
📍 → Todos los materiales que uso están aquí (afiliado Amazon)
Y si quieres profundizar: 🎓 → En mi curso hay un módulo entero de autorretratos
El objetivo que cambió mi forma de mirar
2. El objetivo que cambió mi forma de mirar
Palabras clave: mejor objetivo para retratos, lente 35mm vs 50mm, fotografía emocional
Durante mucho tiempo fotografié con el objetivo del kit. Y no me quejo. Aprendí muchísimo. Pero un día probé un 50mm f1.8 y mi forma de mirar cambió para siempre.
Ese objetivo tiene algo que no sé bien cómo explicar. Una cercanía sin invadir. Una forma de mostrar la escena sin deformarla. Retrata como si estuvieras respirando junto a quien tienes delante.
Es nítido, versátil y, sobre todo, poético. En interiores funciona de maravilla. En exteriores desenfoca justo lo necesario. Y en retratos... se siente honesto. Sin dramatismos, sin filtros.
Desde entonces, es mi favorito para todo: autorretratos, escenas cotidianas, momentos robados. Es mi ojo alternativo.
📸 → Este es el objetivo que uso para el 80% de mis fotos (afiliado Amazon)
Y en mi curso, todas las imágenes están hechas con esta óptica: 🎓 → Curso de fotografía emocional y creativa
Cómo elegir tu primera cámara sin perder el alma por el camino
1. Cómo elegir tu primera cámara sin perder el alma por el camino
Palabras clave: mejor cámara para empezar fotografía, cámara para principiantes, equipo básico de fotografía
Empezar en la fotografía puede ser como asomarse a un bosque frondoso con mil caminos. Te recomiendan marcas, sensores, megapíxeles, tipos de objetivos... y te sientes en un examen de ingeniería cuando solo querías aprender a mirar.
Pero te lo digo yo, que he pasado por ahí: no necesitas la cámara perfecta, necesitas una que te invite a explorar.
Lo esencial es que sea ligera, intuitiva y con posibilidad de modo manual. No importa si es mirrorless o DSLR, si tiene 24 o 30 MP. Importa que te la lleves contigo, que la entiendas, que te emocione usarla.
En mi caso, empecé con una cámara muy sencilla y sin saber nada. La abrí como quien abre un diario nuevo. Hoy, sigo recomendando modelos similares a quienes empiezan, porque la mirada no está en la tecnología, está en tu intuición.
📷 → Esta es una de las cámaras que recomiendo para empezar (afiliado Amazon)
Y si ya tienes la cámara pero no sabes por dónde empezar a usarla: 🎓 → Mi curso de fotografía creativa desde cero
Mis básicos de fotografía: lo único que realmente necesitas (y uso a diario)
Mis básicos de fotografía: lo único que realmente necesitas (y uso a diario)
Subtítulo: deja de perderte en el qué y empieza a enfocarte en el por qué
Uno de los grandes errores cuando empiezas en fotografía es pensar que necesitas tenerlo TODO para empezar: la cámara más cara, un arsenal de lentes, trípodes profesionales, flashes externos, mochilas acolchadas, software de edición premium…
Spoiler: no necesitas todo eso.
De hecho, menos equipo muchas veces significa más libertad.
Lo que sí necesitas es conocer tus herramientas, confiar en ellas y hacerlas tuyas.
Durante años he probado cámaras, objetivos y accesorios de todo tipo. Algunos me han acompañado en viajes, otros en rodajes, otros en sesiones íntimas. Hoy tengo claro cuáles son mis esenciales, los que siempre están en mi mochila. Y no son tantos.
En este post te comparto los básicos reales que yo uso para hacer foto y vídeo con intención, sin obsesionarme con lo técnico y sin romper la cuenta bancaria.
Todo lo que menciono está aquí recopilado, con amor:
📎 → Mi equipo completo de fotografía
1. La cámara con la que me casaría
Mi favorita del mundo ahora mismo es mi Sony A7 IV, que me permite tanto fotografía como vídeo profesional con una calidad alucinante y un enfoque automático que parece magia.
Sí, no es la más barata del mercado. Pero si estás lista para invertir en una herramienta que te acompañe durante años, para mí es la mejor opción calidad/precio/proyección.
✨ → Ver cámara Sony en mi equipo
2. El objetivo que me salvó del aburrimiento
Trabajo el 80% de mis fotos con un 35mm f1.4, que me permite disparar con muy poca luz y conseguir ese fondo desenfocado que tanto nos gusta.
Es nítido, luminoso y versátil. Me sirve para retratos, interiores, escenas poéticas y planos narrativos.
📷 → Ver mi objetivo favorito aquí
3. Trípode ligero y sin dramas
El trípode tiene que ser fácil, rápido, estable y discreto. No quiero estar peleándome con un sistema complejo cuando estoy inspirada. El mío lo pliego en segundos, lo uso tanto para vídeo como para autorretratos, y aguanta sin moverse.
🔗 → Ver mi trípode de confianza
4. Tarjetas, baterías y disco duro: los invisibles imprescindibles
Aquí es donde muchas personas se atascan: tarjetas que se llenan o fallan, baterías que duran media hora, discos duros lentos.
Yo uso una tarjeta rápida, 2 baterías extra y un SSD externo para edición ágil desde cualquier lugar. Sin eso, por muy buena que sea la cámara, no vas a disfrutar el proceso.
💾 → Mira aquí los accesorios que uso para no perder ni una toma
No necesitas tenerlo todo para hacer buenas fotos. Solo necesitas tener lo esencial bien elegido y la mirada despierta.
📩 → Y si ya tienes equipo pero no sabes cómo sacarle partido, podemos verlo juntas en una sesión 1:1
¿Y si tu proyecto creativo no necesita un logo, sino una dirección interior?
Hay algo que me da mucha pena ver: proyectos bellísimos con webs preciosas, colores armoniosos, logotipos perfectos… pero vacíos por dentro.
¿Por qué ocurre? Porque muchas veces se empieza la casa por el tejado.
Antes del logo, antes del feed, antes del eslogan, tiene que haber una verdad.
Una voz que diga: esto es lo que me quema por dentro.
Esto es lo que necesito compartir.
Esto es lo que me atraviesa.
El branding emocional no se diseña, se revela.
Y esa revelación no siempre ocurre sola. A veces necesitas a alguien que te acompañe a mirar con más claridad.
Eso es lo que hago en mis procesos de mentoría.
No te doy un manual. Te ayudo a encontrar lo que ya está.
A nombrarlo. A traducirlo. A estructurarlo con alma.
✨ → Si estás en un punto de inflexión con tu proyecto creativo, aquí tienes mi mentoría individual completa
🎯 → O puedes empezar por una sesión suelta de 60 minutos para resolver algo concreto: dirección, bloqueos, enfoque.
Porque lo que buscas no es una marca bonita.
Es una manera de habitar tu trabajo desde dentro.
Lo que nadie te dice sobre aprender fotografía
Lo que nadie te dice sobre aprender fotografía
Palabras clave: fotografía creativa, aprender fotografía, desarrollar tu mirada, curso online de fotografía
Cuando empiezas en la fotografía, hay una promesa silenciosa en el aire: si aprendes lo técnico, lo demás vendrá solo.
Pero eso no es del todo cierto.
Durante años creí que si dominaba la cámara, las fotos saldrían solas. Que si entendía la exposición, el ISO, el balance de blancos, me convertiría automáticamente en alguien con mirada.
Pero dominar la técnica no me dio confianza. Me dio parálisis.
Sabía todos los “cómos”, pero no encontraba el “para qué”.
Y es que la fotografía no empieza en la cámara, sino en ti.
La foto ocurre antes de disparar. Empieza cuando decides mirar.
En mi proceso, lo que más me transformó no fue aprender nuevas herramientas, sino despojarme de todo lo aprendido para volver a lo esencial: sentir antes de encuadrar, intuir antes de medir.
Y eso es lo que enseño ahora.
📸 → En mi curso de fotografía creativa no vas a encontrar solo teoría. Vas a encontrar un camino para volver a mirar desde lo intuitivo, para descubrir tu estilo, y para convertir la cámara en una extensión de ti.
🎯 Y si ya haces fotos pero te sientes estancada, con dudas o saturada, puedes reservar una sesión individual conmigo aquí. Te acompaño a redefinir tu estilo, ordenar tu proceso y volver a crear con sentido.
La herramienta no hace al ojo, pero ayuda
Hace tiempo que la fotografía me pedía volver a lo esencial. Me cansé del ruido, de los ajustes infinitos, de las comparaciones técnicas. Volver a disparar con una lente de plástico sin enfoque automático ha sido como volver a escuchar mi voz interior sin filtros.
La lente pancake que estoy usando ahora —una de esas baratísimas, de enfoque fijo y construcción simple— no tiene nada especial. O eso parece. Porque cuando la montas en la cámara, todo cambia. No puedes hacer zoom. No puedes ajustar la apertura. No puedes corregir el mundo. Solo puedes mirar y confiar.
Y eso es liberador.
Me obliga a moverme, a acercarme, a respirar con el sujeto. A esperar el instante.
A cagarla y volver. A reencontrarme con lo que de verdad me enamoró de hacer fotos: la mirada viva, no la técnica muerta.
Este mes estoy usando esta lente para todo. Fotos casuales, autorretratos, planos poéticos. Y cada vez que reviso las imágenes, tienen ese punto de imperfección analógica que tanto busco.