Volver a la luz esencial

Hace años, cuando empecé a explorar el mundo de la fotografía, no existían para mí programas como Lightroom ni herramientas de edición digital. O quizás sí, pero en ese entonces no las conocía. Lo que sí conocía era el lenguaje de la luz, el juego entre sombras y destellos que moldeaba cada imagen.

En aquellas primeras sesiones, solía fotografiar a chicas vestidas con ropa que yo misma diseñaba. No contaba con un gran equipo, ni cámaras sofisticadas, ni flashes potentes. Solo una cámara sencilla, la ropa hecha a mano y la luz natural que me envolvía. La conexión que sentía al observar cómo la luz rozaba la piel, cómo creaba texturas, cómo daba vida a los pliegues de la tela, era casi hipnótica.

La fotografía era para mí un acto de contemplación pura. No había prisas por el resultado, no había obsesión por la perfección técnica. Era un momento para detenerse y dejarse llevar por el flujo de luz. Un ejercicio de presencia, de atención.

La luz, el alma de la fotografía

La luz es el alma de cada imagen. Sin ella, la fotografía no existe. La luz define, revela, oculta y transforma. No hace falta tener un equipo caro para capturar su esencia. Lo importante es aprender a mirarla, a entender su dirección, su temperatura, su intensidad.

Hay algo increíblemente liberador en crear imágenes desde la sencillez, en no depender de herramientas externas. La magia está en el acto de observar, de esperar el momento justo en el que la luz abraza la escena y la transforma en algo único.

Crear sin filtros

A veces, pienso en esas primeras sesiones y en la libertad que sentía al hacer fotos sin preocuparme por retocar imperfecciones, sin aplicar filtros ni ajustes (por aquél entonces retocaba todas mis fotos con una app de móvil….). Era una creación cruda y directa, una conversación honesta entre la cámara, la luz y yo. Las fotos no eran perfectas, pero estaban llenas de vida, de espontaneidad, de autenticidad.

Aprendí que la emoción en una imagen no depende de la nitidez, del encuadre impecable ni de la corrección de color. La emoción nace de lo que transmites a través de ella. Y para lograr eso, solo necesitas dos cosas: una mirada atenta y la luz como aliada.

La conexión íntima con la luz

En mi curso de fotografía, siempre insisto en este punto: aprende a observar la luz, a dejar que te guíe. La técnica se puede perfeccionar con el tiempo, pero la conexión con la luz es algo más profundo, más instintivo.

Si alguna vez sientes que te pierdes en los aspectos técnicos o que la búsqueda de la perfección apaga tu creatividad, te invito a recordar esto: vuelve a la luz, vuelve a lo esencial. No necesitas mucho para crear algo que emocione. A veces, basta con la simplicidad de una mirada y la magia de la luz natural.

La fotografía, al final, no se trata de capturar imágenes perfectas. Se trata de capturar la vida, de contar historias, de sentir. Y la luz es el hilo conductor que conecta todo.

Curso de Fotografía y Creatividad | Cómo observar el mundo
95,00 €
Durante 4 meses
380,00 €
Por única vez

Pensado para ampliar tus habilidades y pensamiento lateral creativo. Haz el curso cuándo quieras y desde dónde quieras ¡A tu ritmo!


✓ Vídeos de respaldo
✓ Teoría, inspiración y práctica en cada módulo
✓ Grupo de acompañamiento en Telegram
✓ Incluye pack BEBOFI de Presets para Lightroom
Bebofi

Bea, una profesional con un enfoque creativo e innovador. Bea combina sus habilidades en diseño, comunicación y tecnología para ofrecer servicios y soluciones que destacan por su originalidad y efectividad. Bebofi podría ser una plataforma o un proyecto donde se unen el arte, la estrategia y la tecnología para crear experiencias impactantes.

https://www.bebofi.com
Anterior
Anterior

¿Qué nos revela una fotografía?

Siguiente
Siguiente

Así me organizo… vida personal + vida laboral