cuarto oscuro

Busto de mármol de una figura femenina con corona, envuelta en una toga.

"Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Como es adentro, es afuera; como es afuera, es adentro."

REVELACIONES

El objetivo que cambió mi forma de mirar
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El objetivo que cambió mi forma de mirar

2. El objetivo que cambió mi forma de mirar

Palabras clave: mejor objetivo para retratos, lente 35mm vs 50mm, fotografía emocional

Durante mucho tiempo fotografié con el objetivo del kit. Y no me quejo. Aprendí muchísimo. Pero un día probé un 50mm f1.8 y mi forma de mirar cambió para siempre.

Ese objetivo tiene algo que no sé bien cómo explicar. Una cercanía sin invadir. Una forma de mostrar la escena sin deformarla. Retrata como si estuvieras respirando junto a quien tienes delante.

Es nítido, versátil y, sobre todo, poético. En interiores funciona de maravilla. En exteriores desenfoca justo lo necesario. Y en retratos... se siente honesto. Sin dramatismos, sin filtros.

Desde entonces, es mi favorito para todo: autorretratos, escenas cotidianas, momentos robados. Es mi ojo alternativo.

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La herramienta no hace al ojo, pero ayuda

La herramienta no hace al ojo, pero ayuda

Hace tiempo que la fotografía me pedía volver a lo esencial. Me cansé del ruido, de los ajustes infinitos, de las comparaciones técnicas. Volver a disparar con una lente de plástico sin enfoque automático ha sido como volver a escuchar mi voz interior sin filtros.

La lente pancake que estoy usando ahora —una de esas baratísimas, de enfoque fijo y construcción simple— no tiene nada especial. O eso parece. Porque cuando la montas en la cámara, todo cambia. No puedes hacer zoom. No puedes ajustar la apertura. No puedes corregir el mundo. Solo puedes mirar y confiar.

Y eso es liberador.
Me obliga a moverme, a acercarme, a respirar con el sujeto. A esperar el instante.
A cagarla y volver. A reencontrarme con lo que de verdad me enamoró de hacer fotos: la mirada viva, no la técnica muerta.

Este mes estoy usando esta lente para todo. Fotos casuales, autorretratos, planos poéticos. Y cada vez que reviso las imágenes, tienen ese punto de imperfección analógica que tanto busco.

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