cuarto oscuro

Busto de mármol de una figura femenina con corona, envuelta en una toga.

"Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Como es adentro, es afuera; como es afuera, es adentro."

REVELACIONES

La fermentería Coxala

La fermentería Coxala

Esta semana he visitado la fermentería más guay del mundo: Coxala.
Un espacio que parece construido a contratiempo de lo que solemos vivir: sin prisas, sin atajos, sin maquillar procesos. Allí el tiempo manda, y lo humano se adapta a él, no al revés.

Entrar en la fermentería es entrar en otra lógica. Los frascos respiran despacio, las burbujas suben como si fueran relojes diminutos marcando un ritmo distinto. Todo está vivo y, sobre todo, todo está cuidado.

Probé su ginger beer y entendí que no era solo bebida. Era la condensación de muchas decisiones invisibles: elegir bien los ingredientes, dejar que la fermentación haga lo suyo sin forzarla, escuchar lo que pide el proceso. El resultado es fresco, saludable y con carácter, pero lo que realmente impacta es sentir que se ha hecho con cariño.

Detrás de todo está el padre del proyecto, una persona visionaria que piensa en círculo, no en línea recta. Habla de naturaleza, de entorno, de comunidad. Para él no se trata solo de fermentar, sino de encontrar maneras de que cada gesto sea sostenible y, a la vez, nutritivo para el mundo que le rodea. Nada se desperdicia, nada se exprime. Todo vuelve.

Y pensé: qué diferente sería todo si trabajáramos con esa filosofía.
Porque la forma en la que hacemos las cosas pesa tanto como el resultado. Puedes llegar a una foto, a un texto, a un proyecto creativo, de muchas maneras. Hay un camino rápido, atropellado, que agota y deja residuos. Y hay otro lento, atento, circular, donde lo que construyes nutre algo más grande que tú.

Me traje una certeza: no se trata de correr, se trata de escuchar al proceso.
De respetar los tiempos.
De no buscar atajos que nos dejen vacíos.

La fermentación me recordó que la vida también es eso: un proceso que burbujea a su ritmo, que necesita paciencia, constancia y un poco de fe en lo invisible.

Y cuando las cosas se hacen con mimo, se nota.
En el sabor, en la energía, en la huella que dejan.

Leer más